El ex arquero se metió de lleno en el negocio agropecuario. Se compró una cosechadora y ahora está en plena cosecha de trigo. Sus metas, la relación con el fútbol y los consejos de Carlos Bianchi.
Sin perder tiempo, acercó la cosechadora hacia el cabezal para engancharlo. Eran las 9:30hs y quería adelantar todo lo más posible la cosecha de trigo porque pronosticaban lluvias para la noche. Además, detrás viene a todo ritmo la siembra de soja de segunda. El día anterior había empezado la jornada a las 6:45 hs y se había acostado a las 2 hs porque se quedó limpiando la máquina.
Así de “movida” es la nueva vida de Roberto “Pato” Abbondanzieri a los 49 años, alejado del mundo del fútbol y radicado en su campo situado en la localidad santafesina de Bouquet, su pueblo natal con tan solo 1.500 habitantes. En 2019 decidió dejar de ser ayudante técnico de Martín Palermo tras el fallecimiento de su padre y comenzó a meterse más en las decisiones de su establecimiento. Además, también produce en un campo alquilado. Y la frutilla del postre se produjo días atrás: adquirió una cosechadora para prestar servicios a terceros.
Ya arriba de su nuevo “chiche”, ajustó el cabezal en el lote de trigo y se dirigió hasta una de las puntas que le había quedado sin trillar. Una vez que terminó ese lugar, llamó a su hijo Felipe por un handy, quien maneja el tractor que lleva la tolva, y descargó la producción triguera.
Luego, manejó la cosechadora hasta otro lugar del lote que tenía una franja más extensa para cosechar. Allí puso el piloto automático que tiene incorporado la máquina y se prestó a la charla con Clarín Rural mientras la trilla continuaba sin parar y el monitor marcaba rindes que no bajaban de los 52 quintales.
“Tenemos un maquinista de lujo”, se enorgulleció Sebastián Fava, dueño del campo en el que Abbondanzieri está trillando.
El Pato estuvo ligado al sector agropecuario desde que nació. Su papá trabajaba con una familia de contratistas y durante las campañas agrícolas viajaba al norte y el sur del país. “Eran máquinas chicas, se iba y no volvía por dos o tres meses. Antes se trabajaba mucho en el campo, llevaba mucho tiempo. Después, cuando regresaban, íbamos todos a la entrada del pueblo a recibirlos”, recuerda el ex arquero.
“Me crié arriba de las máquinas, en las cosechadoras. Siempre fue la ilusión mía tener una”, dijo el Pato orgulloso de que recientemente cumplió su meta. “Mi papá estaría todo el día acá conmigo”, dijo haciendo referencia a las pasiones que compartían con su padre.
Abbondanzieri nació en el pueblo pero su familia tenía un campo a 5 kilómetros de su casa. Se iba, una vez que terminaba el colegio, en bicicleta hacia allí. Y también en la zona rural nació su otra pasión: el fútbol.
“Mi tío me cagaba a pelotazos entre dos árboles que teníamos en el campo. Me gustaba mucho embarrarme y tirarme al piso”, rememoró con una sonrisa mientras relojeaba el monitor de rinde.
Sus comienzos futbolísticos fueron en el club de Bouquet, sin embargo no comenzó como arquero, sino jugando de defensor como número “2”. Según contó, había otro compañero en el arco que atajaba muy bien. Cosas del destino, ya con 8 años, el equipo fue a jugar a un torneo en Las Rosas, un pueblo ubicado al lado de Bouquet, y justo faltó el arquero. Recordó que pese de haber perdido por uno a cero, fue su partido consagratorio en el arco.
Así, se fue a jugar a Argentino de Las Parejas a los 9 años. Viajaba dos veces a la semana y los fines de semana se quedaba en la casa de una familia.
A los 14 años pasó a las inferiores de Rosario Central hasta debutar a los 21 años. Y a partir de ahí comenzó una “cosecha de campeonatos” que lo convirtieron en una grandes arqueros del fútbol argentino. Jugó en Boca Juniors, Getafe y finalizó su carrera exitosa en el Inter de Porto Alegre. Además disputó el mundial de Alemania en 2006 alcanzando los cuartos de final y la Copa América de 2004 y de 2007.
Luego, emprendió la aventura como ayudante de Martín Palermo: Arsenal, Unión Española (Chile), Pachuca (México), Curicó Unido (Chile) fueron los equipos en los que acompañó al goleador histórico de Boca.
“Dejé el fútbol porque quería disfrutar a mis viejos pero no lo pude hacer porque Martín me llamó para que lo acompañe en la aventura como director técnico”, agregó.
Sin embargo, la espina de no poder despedirse en vida de su papá en 2019 lo hizo recapacitar y le generó un click en su vida: se metió de lleno en el sector agropecuario.
Los comienzos como productor y contratista
En los inicios de Boca invirtió en el campo donde está viviendo ahora. Está a 3 k, del pueblo santafesino que lo vio nacer. “Es una soledad, una tranquilidad enorme. No podía pasar 15 días en Buenos Aires. Boca siempre jugaba los domingos y al otro día me iba al campo. Me servía para desenchufarme y me daba pilas para volver a entrenar los martes”, recordó.
Una vez que invirtió en el establecimiento se lo alquiló a su cuñado Fabián Torres (marido de la hermana) que tenía todas las herramientas para explotarlo hasta que se metió de lleno en el negocio agropecuario en el último tiempo. Solamente despunta el vicio del fútbol en los eventos que participa junto a ex jugadores de River y Boca que recorren el interior, “Eso lo voy a seguir haciendo porque me fascina”, apuntó.
Hoy, al campo de Abbondanzieri se lo asesora un ingeniero agrónomo y su cuñado le realiza las labores de siembra y cosecha. Pero aclara que en el futuro es que él tome la posta de producción.
“Me involucro bastante en el campo, igualmente me falta mucho por aprender”, se sinceró. Asimismo, alquila también junto a su cuñado otro campo cerca de la zona. Y ahora comenzó un nuevo rumbo: la de contratista rural. Se compró una cosechadora 6150 de Case IH, de 6 cilindros con 326 cv, que fue lanzada este año, para cosechar en su campo y a terceros.
“Siempre que tenía tiempo libre, me subía a la cosechadora de mi cuñado y la manejaba. Yo quería tener algo propio y quería hacer lo que me gusta: manejar una cosechadora”, enfatizó.
De todas maneras, bromeando, remarcó que todos los años se la complican cada vez más porque los fierros vienen con mucha tecnología incorporada.
“Ahora estamos dentro de una cabina, con temperatura a 23 grados, monitor de rinde, todos los chiches. Antes no tenían cabina, te comías todo el polvillo”, compara cómo fue cambiando el trabajo en el agro. “Es algo que me apasiona, lo disfruto. Estoy con mi hijo Felipe que le esquivó un poco al estudio y que quería estar en el campo. Y acá estamos, haciendo esta locura juntos”, se jactó.
El ex futbolista se metió de lleno en los estereotipos que flotan en los productores. “Toda la gente dice ‘eh que compran camionetas, cosechadoras’, pero hay mucho riesgo de comprar y que la pases mal o que no venga la cosecha. Hoy en día el valor que tienen los granos son muy buenos, los rindes también son buenos pero se invierte mucho. sobre todo los que alquilan”, consideró. “Cuesta mucho sembrar, cosechar, tal como está el valor del combustible. Uno que nunca había estado en esto se fija lo que cuesta invertir en el campo”, añadió.
En este sentido, se refirió a cómo afecta la presión impositiva sobre el sector. “No tengo un punto de vista de los gobiernos en sí. Voy hacia donde va el país, para apoyar. No soy peronista, macrista ni radical. Nunca me gustó el tema político. El campo da mucho pero también es mucho lo que te sacan en impuestos. Argentina podría avanzar si se enfoca 100% en el campo. Tenemos una posibilidad enorme de poder aprovechar no sólo la agricultura, sino también la ganadería. Hay una zona de tambo muy interesante en la región pero no la aprovechamos porque la leche no vale nada”, opinó.
Con respecto a la campaña agrícola, el Pato destacó que es uno de los mejores años en cuanto a rinde en la zona. “Hay que anotarlo. Nunca más va a pasar esto. Son trigos que superan los 50 quintales. Nunca se vio esto”, enfatizó entusiasmado con lo que marcaba el monitor de rinde.
Comienzos en el futbol profesional
Se inició profesionalmente en Rosario Central. Al mismo tiempo, lo llamaron para ser parte de la selección juvenil sub-16, donde conoció al director técnico campeón del mundo Carlos Bilardo. “Me faltó un poco más de tiempo para estar y disfrutarlo. Es un club al que adoro pero me tuve que ir rápidamente. Boca siempre es una atracción. Me hubiese gustado haber vuelto en algún momento”, se lamentó.
Justamente, “el doctor” lo llevó a Boca en 1997, en un equipo plagado de estrellas: Diego Maradona, Claudio Caniggia, Claudio y Claudio “el Kily” González, entre otros grandes jugadores.
Sin embargo, cuando aterrizó al club de la rivera continuaba Carlos “el mono” Navarro Montoya, por lo que se fue a préstamo a Rosario Central por seis meses.
Luego, sí regresó al Xeneize y ahí pudo tener su esperado debut. Comenzó atajando, alternando el arco con Sandro Guzmán. Posteriormente, cuando llegó al club Óscar Córdoba también fue alternando ya bajo la dirección técnica de Héctor “Bambino” Veira. Hasta que en junio de 1998 arribó Carlos Bianchi y se decidió definitivamente por el arquero colombiano.
Las palabras de Carlos Bianchi que lo marcaron
Cuando comenzó a ser suplente del Córdoba, reconoció que se quería ir de Boca. “Carlos Bianchi me decía siempre una cosa: ‘le voy a dar todos los partidos que le pueda dar. Pero si te querés ir, andá. Pero confía que te voy a dar muchos partidos’, pero en los partidos importantes elegía a Oscar”, narró.
Entonces, en este contexto adverso, el Pato se hizo más fuerte aún: “Hice mi trabajo de todos los días, ser buen compañero, tener un buen vestuario. Me ayudó mucho para pasar el día a día de cuando no jugaba”, contó.
“Uno se siente campeón más allá de ser suplente. Uno tiene la cuota de responsabilidad positiva. No estuve dentro de la cancha pero siempre participé”, rememoró de forma positiva mientras otra vez se acerca el tractor para descargar la carga de la cosechadora.
Y su revancha futbolística pronto la volvió a tener. Una vez que se va Córdoba, el lugar del puesto de arquero queda para él. El Pato comentó que en 2003 lo llamó Bianchi cuando regresó y le dice “esta es tu posibilidad”. “Me llamó en privado que nunca lo había hecho conmigo y me dijo ‘ahora vas a tener la responsabilidad que tanto quería y por todo lo que luchaste’”.
Así, ese año ganó la Copa Libertadores, la copa Intercontinental y el campeonato local. Como anécdota, recuerda que Bianchi le dio su bendición previa a los penales en la final del mundo contra el Milán, luego de empatar 1 a 1 en los 90 minutos.
“Me agarró aparte, como lo hacía con Córdoba y me dijo ‘Viste pavo, que en algún momento te iba a tocar la posibilidad. Ahora te vas a convertir en héroe‘”, replicó el Pato. que luego atajó dos penales decisivos en esa final. “Me hizo como persona y como jugador”, enfatizó sobre el rol del técnico multicampeón con Vélez y Boca.
En el equipo de la ribera vivió sus mejores momentos como profesional. Logró 15 títulos entre nacionales e internacionales.
Una espina que le quedó fue el campeonato que perdió Boca contra independiente en 2002, por no poder darle la alegría al “Maestro” Tabárez. “Es una persona extraordinaria. Me dolió mucho porque quería ganar ese título por la persona que es”, dijo.
Mundial y retiro
En 2006 tuvo la oportunidad de su vida: jugar el mundial con la selección argentina.
“La experiencia del mundial es como la de cualquier persona que trabaja en una empresa y llega a ser gerente o presidente. No hay más nada después del mundial”, explicó lo que sintió haber participado en el equipo que dirigía José Pekerman.
La Argentina quedó afuera de ese mundial en cuartos de final, tras perder por los penales (el Pato se retiró lesionado durante el partido) contra Alemania.”Si ganábamos el mundial, tenía decidido retirarme ya con 36 años”.
Pero al frustrarse el objetivo, siguió jugando. Ese mismo año se fue a jugar a Europa, específicamente al Getafe, en España. Luego, pese a que no era su idea, regresó en 2009 a Boca. Estaba Carlos Ischia como técnico y el mismo Carlos Bianchi como manager.
Posteriormente, se va al Inter de Porto Alegre donde obtiene su última copa Libertadores.
“Me llevó Jorge Fossati y lo echan a los 6 meses. No le gustaron los desmanejos. Al principio, uno lo hace como pasión y de grande te das cuenta que es un negocio. Esa crueldad no me gustaba entonces cuando lo echan a Fossati, jugué 6 meses más y me retiré. Podría haber jugado dos años más pero decidí retirarme”, dijo.
“Si putean al jugador de fútbol se hace fuerte. Tenemos una espalda importante para bancarse todo eso. El problema es la familia que escucha y después están los malas leches que te hacen llegar lo que se dice”, cerró.
Fuente: Clarín