Nueve de cada diez autos de calle de la marca italiana tienen piezas producidas en Santa Fe.
En las entrañas de cada máquina deportiva que sale de la fábrica de Ferrari en Maranello, hay autopartes producidas en la Argentina. Son las válvulas de Basso, una empresa santafecina que provee al gigante italiano hace casi veinte años, y también a marcas como McLaren, Kawasaki, Harley Davidson, John Deere y Polaris.
La historia de Basso se viralizó este fin de semana en Twitter, a través de un hilo subido por Matías Fernández (@matifer) que tuvo una repercusión muy fuerte. El relato comienza con una pregunta: “¿Sabías que una empresa argentina equipa el 90 por ciento de los motores Ferrari con sus válvulas?”.
“Las válvulas regulan la entrada/salida de líquidos y gases en la cámara de combustión del motor. Hechas de acero, se calientan a 1050 grados para darles forma. Fabricarlas implica 50 procesos productivos y lleva 15 días. Basso produce 15.000.000 al año de 2500 modelos distintos”, asegura Fernández.
De acuerdo a este hilo, Basso emplea a 580 personas en su planta de más de 20 mil metros cuadrados que se ubica “en el corazón de la principal cuenca lechera de Santa Fe, en la ciudad de Rafael”. “Podríamos pensar que todo ahí es agricultura, pero provincia fierrera”, dice el tuitero.
La empresa se fundó en 1963 con el nombre Válvulas de las 3B, ya que participaron de la creación Juan Florentino Basso, Dante Beninca e Ítalo Bottero. El objetivo inicial era dedicarse a “máquinas para recuperar válvulas para la rectificación de motores”, dice Fernández.
“Pero la gente no quería poner válvulas recuperadas, quería válvulas nuevas. Entonces empezaron a fabricar válvulas para el mercado del original. Basso entendió muy rápido que tenía que adaptarse a las necesidades del mercado y esa es una habilidad que lo acompaña hasta hoy”, sigue el hilo.
Con el correr de los años, a contramano de lo que ocurre en general, Basso se transformó en una empresa familiar. Fue sociedad anónima desde 1968 y pasó por completo a manos de la familia en 1985, cuando le compraron el 100 por ciento de las acciones a sus socios.
Fernández cuenta que como la empresa crecía, necesitaron instalaciones más grandes. Y así llegaron a la nueva planta, que se inauguró en 1974. “En 1982, compraron la división de válvulas de Thompson Ramco Argentina. Esto le dio impulso a la producción y los insertó en el mercado original. En 1971 hacen su primera exportación”, detalla.
“En 2002, compraron la fábrica de válvulas Manley Engine Valves en Estados Unidos, que estaba en convocatoria de acreedores. Querían producir desde allá, pero era difícil. Trajeron las máquinas a Rafaela en 32 contenedores. A los 3 años hicieron la primera exportación a México bajo esa marca”, dice el tuit.
Basso exporta el 86 por ciento de su producción, ya que en la Argentina “casi no se hacen motores”. Es una de las únicas dos productoras de válvulas del país y una de las únicas cuatro de Latinoamérica. Sus productos llegan a 33 países de cinco continentes; entre ellos, Estados Unidos, Italia, Alemania, Brasil, México, Francia, Australia y Arabia Saudita. También envían a Japón, aunque desde la planta de Motor Parts (es una empresa del grupo), a 13 kilómetros de Rafaela.
En la actualidad, Basso es conducida por la segunda generación: Jorge Luis es el presidente y Juan Carlos, el vice. La tercera generación ya está trabajando en la compañía, que importa insumos por 3 mil dólares la tonelada y los vende elaborados a 26 mil.
La llegada a Ferrari
El contacto de Basso con Ferrari se dio por Martín, hijo de José Luis. Viajó como corredor de autos a Italia en 2001 y, tras “muchísimos testeos”, consiguió el contrato con la automotriz en 2002. Hoy por hoy, el 90 por ciento de los autos de calle de la marca de Maranello equipan estas válvulas.
Fernández concluye que “Basso es la comprobación de hasta dónde puede llegar una empresa argentina. Hoy está en lo más alto porque a medida que la industria automotriz fue cambiando, supo aggiornarse con tecnología de vanguardia. No es casualidad que las mejores marcas del mundo tengan válvulas Basso”.
“Pero sobre todas las cosas, demuestra que hay empresarios y trabajadores argentinos que son tan competitivos, que pueden ganarle desde acá a cualquiera del mercado europeo o americano. Que podemos tener miles de empresas como estas si hacemos productos diferenciados y de calidad”, cierra el hilo de tuits.