El ser humano, por constitución, está atravesado por una falta, lo cual nos lleva a buscar el deseo, y también así a llenar vacíos, la cuestión es tratar de entender que detrás de las necesidades se encuentran nuestros vacíos y detrás de ellos nuestros excesos.
Tenemos diferentes vacíos a causa de diferentes motivos de la vida cotidiana, y son esos vacíos emocionales que nos recuerdan que hay algo que no podemos completar, podemos intentar llenarlo con excesos, bebiendo alcohol , consumiendo drogas, comprando de manera compulsiva, machacándonos en el gimnasio, comiendo, etc. Los excesos nunca son la solución y llamar necesidad a casi todo puede ser un problema. Una necesidad moderada es normal y sana, el problema se produce cuando esa necesidad se convierte en algo invencible .
Es la imposibilidad de diferenciar una necesidad junto a estos tiempos posmodernos lo que nos sumerge en ésta problemática de los excesos. Aquí también es donde vemos la dificultad para acatar límites y la cuestión de los extremos ya que o está todo bien, o está todo mal, o me compro todo o no me compro nada por ejemplo. Lo cual nos trae complicaciones diversas, ya que a veces el ser humano quiere más de lo que puede. La idea es tratar de buscar un equilibrio, y no hay nada mejor para eso, que conocernos para acabar con los excesos, muchas de las personas que dicen experimentar esa sensación de vacío se conocen muy poco a sí mismas, tienen una visión que llevan tiempo sin actualizar y que genera cierta nostalgia.
Cada uno es dueño de pensar y decidir, y cada elección tiene un costo, pero tenemos que tratar de generar conciencia, respecto de cuál es mi límite, hasta dónde realmente puedo, y así evitar caer en la problemática planteada, los excesos.
Cada año que pasa, llegando a estas fechas nos preguntamos por qué paso tan rápido, nos sorprendemos de la velocidad del tiempo, sin detenernos a pensar cómo lo hemos vivido. Porque tal vez, la velocidad de ese tiempo que corre tan rápido y nos sorprende, implica la necesidad de aprender de vivir el hoy, necesidad que a la vez implica no caer en los excesos. Nos acostamos pensando qué vamos a hacer mañana, y en invierno, donde vamos, y cuando lleguen las vacaciones de verano ? y nos olvidamos de pensar que lo único que tenemos es hoy, nos olvidamos de nuestras verdaderas necesidades.
Estas fechas, donde las fiestas nos llenan de sentimientos encontrados, aquellos suelen abundar, como así también resurgen angustias, por ausencias, discusiones, la soledad, por eso, insisto, en que lo mejor sería buscar dentro de uno mismo, con una mirada cariñosa y tener unas fiestas en paz, más allá de las cuestiones que a cada uno nos atraviesan, tratar de hacer algo con esa falta sin llenar el vació con excesos, creyendo que se trata de una necesidad.
Por eso mismo propongo una mirada introspectiva, para conocernos realmente, y afrontar nuestras problemáticas sin caer en confusiones, por lo general, no podemos ver todo aquello de lo que somos capaces, porque preferimos la comodidad de la vorágine de la vida cotidiana, sin intentar frenar por un momento y hacernos un replanteo. Caemos en la comodidad de los excesos porque no nos damos la posibilidad de conocernos realmente.
Por eso propongo un momento de reflexión para tratar de sanar, y sobre todo sanarnos a nosotros mismos, evitando los excesos y siendo valientes para reconocer lo que nos falta.
Deseo unas fiestas, donde reine el amor y no los excesos, y una vida plena para poder reconocer nuestra valentía.
Psicóloga Sabrina Rosso
Mat 5993