Hoy, es necesario repensar la concepción de la institución escolar, su lugar y el rol que ocupa en la actualidad. Lo cual es necesario para poder consolidar un proyecto social centrado en el sujeto, donde es imprescindible reconsiderar los vínculos entre escuela y comunidad, reconstruyendo su papel social y de confianza mutua.
Escuchamos hablar de lados, de bandos, y no de equipo, lo cual debería pensarse como tal, ya que la tarea institucional nos convoca a todos.
Los que trabajamos en una escuela,directivos, docentes, porteras, bibliotecarios, cooperadores, tutores, etc, sabemos de la ardua tarea que implica el día a día, cada año que comienza es un nuevo desafío donde cada uno aporta, desde su lugar, lo mejor que tiene para dar, todos con una misma meta, los alumnos, quienes llegan expectantes frente a todo aquello que va a suceder. Y para quienes dejan sus hijos en la escuela también es una tarea, ya que implica la responsabilidad de acompañar a este sujeto del aprendizaje en este nuevo camino a descubrir, es por eso, que si nos unimos formando un todo, la tarea a realizar será más llevadera. Es en ésta situación tan precisa donde ponerse en el lugar del otro implica tanta relevancia, ya que además la relación entre padres y maestros, familia y escuela debe ser óptima.
La relación familia escuela es muy importante para el seguimiento del alumno y para que estos perciban que hay una continuidad en su educación. Por eso, es necesario una relación fluida y constante. A su vez, es necesario que los padres/tutores confíen en la formación de los educadores escolares y así estos abordaran el desarrollo integral del sujeto en colaboración con los padres o quien cumpla el rol.
El objetivo de una buena relación escuela – familia es lograr que el sujeto se integre en otro ámbito social.
El trabajo de la escuela atraviesa diversos desafíos, la educación es hoy el pilar de nuestro futuro donde es necesario el apoyo de cada uno de los que la constituyen. Es por eso que esta relación que llevará al equipo, debe convertirse en un vínculo de confianza, donde es vital la voluntad de entendimiento, el ánimo de colaboración y el respeto a la diversidad de las personas